BERTA CACERES Activista Medioambiental


4 de marzo de 1971/72 o 1973La Esperanza2 de marzo de 2016
Fue una líder indígena lencafeminista y activista del medio ambiente hondureña.
Berta Isabel Cáceres Flores  Cofundó el COPINH para luchar por los derechos de los lencas y ganó el Premio Medioambiental Goldman, el máximo reconocimiento mundial para activistas de medio ambiente. Fue asesinada después de años de haber recibido amenazas contra su vida. ​ Su asesinato fue ampliamente condenado a nivel internacional en toda América y parte de Europa.


Su madre Austra Bertha, partera, enfermera y alcaldesa, quien dio amparo a muchos refugiados de El Salvador durante la guerra civil de ese país, además sometió la moción de la firma de Honduras del Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, el cual fue firmado en 1995. También impidió que se instalara un batallón en La Esperanza para evitar la militarización, ya que los militares suelen hacer acosos a los pueblos y a las mujeres indígenas.
Durante su infancia y adolescencia Berta pudo ver y unirse a las luchas de su pueblo, uno de sus hermanos fue tiroteado y perseguido, su otro hermano fue secuestrado y torturado por seis meses, su madre fue vigilada durante 12 años y fue secuestrada en 1992 por un coronel de la Escuela de las Américas, que luego fue ascendido.

Estuvo casada con el dirigente indígena Salvador Zúniga y fue madre de 4 hijos. Una de sus hijas, Berta Zúñiga Cáceres, asumió el liderazgo del COPINH, la organización que Berta Cáceres dirigía antes de ser asesinada. Pocas semanas después de asumir la responsabilidad, Berta Zúñiga Cáceres denunció que el 30 de junio de 2017 sufrió un atentado del que logró escapar.

En marzo de 1993 cofundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (CCOPINH) para luchar en defensa del medio ambiente, el rescate de la cultura lenca y para elevar las condiciones de vida de la población de la región.
Destacó en su activismo medioambiental, siendo especialmente mediática su actividad en contra de la privatización de los ríos y los proyectos de presas hidroeléctricas de inversores internacionales, sobre todo su lucha contra el proyecto de la represa de Agua Zarca en el río Gualcarque en Santa Bárbara. Luchó también contra proyectos mineros y madereros.


En 2009 encabezó protestas contra el golpe de Estado del 28 de junio al entonces presidente hondureño Manuel Zelaya. ​Además fue una dura crítica del gobierno de Juan Orlando Hernández.
Oposición al proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca

Desde el golpe de estado de 2009, se llevan a cabo una gran cantidad de megaproyectos muy destructivos para el medio ambiente, desplazando a las comunidades indígenas y la privatización de ríos y territorios, destinándose casi el 30 % del territorio nacional a concesiones mineras. ​Según denuncia el COPINH, en 2010 el Congreso Nacional otorgó docenas de concesiones de ríos en toda Honduras. Destacar la concersión por 20 años a la empresa DESA del río Gualcarque, rio Sagrado del pueblo lenca,  y una importante fuente de agua y alimentos.


La construcción de varias represas en el rio bloqueando el acceso y suministro de agua origino una campaña de protesta que consistió en organizar reuniones comunitarias, presentar quejas legales y llevar el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). A partir del 2013, Cáceres dirigió al COPINH en la campaña de protesta. Una de sus principales acciones fue el bloqueo del acceso al área de construcción por más de un año; tras los repetidos desalojos de los manifestantes por la policía, el 15 de julio de 2013, los militares de Honduras abrieron fuego contra algunos miembros del COPINH, quienes realizaban una protesta pacífica, causando la muerte del dirigente Tomás García y tres heridos. ​ En mayo de 2014 se produjeron dos asesinatos más y otros tres activistas resultaron gravemente heridos.
Desde ese momento  en acoso, amenaza y represión por parte de las compañías constructoras, la policía y los militares fue sistemática contra activistas locales y grupos indígenas, a la vez que se les criminalizaba como violentos  y peligrosos.
En una entrevista realizada en diciembre de 2013, Berta denunció el acoso y la persecución a las tribus indígenas y el robo de sus tierras ancestrales por parte del gobierno de Honduras, y la venta de la tierra y recursos naturales del país.


Denunció las 47 concesiones (permisos de explotación) otorgadas a empresas transnacionales mediante el uso de testaferros hondureños luego del golpe de estado de 2009, en las que se vendieron tierras, recursos y ríos mientras las comunidades que cuidaron de ellos durante milenios eran desalojadas, quedando desprotegidas; donde los ríos, la tierra e incluso el aire pasan a ser de las transnacionales. Los ríos en muchos casos son desviados y dejan de pertenecer a las comunidades, y la contaminación o deforestación de estas zonas por empresas deforestadoras eliminan también la flora y fauna de estas tierras. Para Berta y su tribu el desvío del río significa la muerte para las comunidades, además de un ataque espiritual a ellas, ya que los espíritus del agua en su cosmología son femeninos y vitales en sus comunidades.

Según la ONG Global Witness, Honduras es el país más peligroso del mundo para el activismo ambiental, con un total de doce activistas medioambientales asesinados en 2014 y más de 120 personas asesinadas desde 2010 por oponerse a proyectos de represas.


Tras años de amenazas y acoso su madre y sus hijos tuvieron que abandonar el país. Berta Cáceres llevaba años denunciando hostigamiento, graves amenazas de muerte y de violencia contra ella y su familia, y contra miembros del COPINH. Por lo mismo, contaba con medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde 2009. Tomo precauciones extremas, viajaba acompañada, dormía cada noche en un lugar diferente y casi no se comunicaba mediante aparatos telefónicos
Cerca de la medianoche entre el 2 y 3 de marzo de 2016 Berta Cáceres se encontraba en su vivienda en La Esperanza, junto  al ambientalista mexicano Gustavo Castro Soto miembro de Amigos de la Tierra; cuando los asesinos forzaron las puertas. Castro escuchó cuando Berta preguntó: « ¿Quién está ahí?», y un sicario le disparó y la mató e hirió a Castro, quien fingió estar muerto para salvar su vida.
Gustavo Castro  comentó poco después: “Vi morir a Berta en mis brazos pero también vi su corazón sembrado en cada lucha que el COPINH ha realizado, en tantísima gente que la conocimos. No hay lluvia que semeje tantas lágrimas derramadas por su partida, pero no hay tanta fuerza que asemeje la lucha lenca que se enfrenta día a día, palmo a palmo disputándose el territorio contra las grandes transnacionales”.



“Aquí es muy fácil que a uno lo maten. El coste que pagamos es muy alto. Pero lo más importante es que tenemos una fuerza que viene de nuestros ancestros, herencia de miles de años, de la que estamos orgullosos. Ese es nuestro alimento y nuestra convicción a la hora de luchar”
                                                                                                                             Berta Cáceres

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