RACHEL CARSON Precursora de la ecología contemporanea

Rachel Carson, bióloga marina y ecologista incansable 


La mujer que sentó las bases del ecologismo contemporáneo
Rachel Louise Carson nació el 27 de mayo de 1907 en la ciudad ribereña de Springdale, Pensilvania, siendo la menor de tres hermanos. Recibió su educación en una sencilla granja heredando de su madre un profundo amor por la naturaleza. Según Linda Lear, biógrafa y autora de Rachel Carson: Witness of Nature, “su romance con el mar comenzó un día cuando encontró un gran caparazón fosilizado” mientras cavaba en las laderas del río Allegheny, un hecho que la llenó de curiosidad por las criaturas que alguna vez gobernaron el área. Lear también señaló que Springdale estaba atrapada entre dos enormes plantas eléctricas de carbón, las que dejaban el área como un páramo mugriento por la contaminación industrial. Según ella, Carson observó “que los capitanes de la industria no prestaron atención a la contaminación de su ciudad natal y no se responsabilizaron de ello”. Eran hechos que marcarían profundamente su visión del mundo.
Carson ingresó en el Pennsylvania College for Women en Pittsburgh a la carrera de Literatura, con la intención de convertirse en escritora. Pero debido a que tempranamente había desarrollado un profundo interés por el mundo natural, al tercer año se cambió a la carrera de Biología. Tras licenciarse en 1929, ejercer como docente en la Universidad de Maryland y recibir en 1932 una maestría en zoología de la Universidad John Hopkins, prosiguió su postgrado en el Laboratorio de Biología Marina en Wood Hole, Masachusets.
Sin embargo, debido a la difícil situación económica familiar (su padre y su hermana fallecieron, por lo que tuvo que hacerse cargo de su madre y sus sobrinos) intensificada por la Gran depresión norteamericana, Carson debió suspender sus estudios y comenzar a escribir artículos sobre historia natural para el Baltimore Sun y el Atlantic Monthly, además de guiones de radio para la Oficina de Pesca de Estados Unidos (hoy Servicio de Pesca y Vida Silvestre).
Fue en este lugar donde Carson, siendo ya bióloga marina, comenzó una carrera como editora y científica. En 1936, a los 29 años, se había convertido en la segunda mujer contratada por la Oficina para un puesto profesional de tiempo completo, llegando a ser la editora en jefe en 1949, tras quince años de trabajo.
En 1962 la escritora y bióloga marina Rachel Carson publicó Primavera Silenciosa, una investigación sobre el uso generalizado de pesticidas, en donde denunció que los venenos utilizados se acumulaban en la cadena alimenticia, con enormes riesgos para la salud humana y terribles efectos para la flora y fauna: “Polvos y aerosoles ahora se aplican casi universalmente a granjas, jardines, bosques y hogares. Productos químicos no selectivos que tienen el poder de matar a todos los insectos, a los “buenos” y a los “malos”, de calmar el canto de los pájaros y el salto de los peces en los arroyos, de cubrir las hojas con una película mortal para luego permanecer en el suelo. Todo esto aunque el objetivo deseado pueda ser solo unas pocas hierbas o insectos”, escribió. Algunos autores habían sugerido anteriormente que los plaguicidas modernos planteaban peligros, pero ninguno escribió con la elocuencia de Carson.
La respuesta de la industria química norteamericana, no se hizo esperar. Carson fue objeto de una feroz campaña de difamación. La acusaron de comunista, “fanática de la naturaleza”, histérica y solterona. Amenazaron a los editores de periódicos y revistas que las reseñas favorables reducirían la publicidad.

Primavera Silenciosa fue un éxito estando siete meses en la lista de best sellers del New York Times y desencadenó una investigación federal sobre el uso indebido de pesticidas, con audiencias en el Congreso y el endurecimiento de las regulaciones al respecto. El propio John Kennedy ordenó a sus asesores científicos la elaboración de una investigación sobre el tema, cuyo informe final le terminó dando la razón a Carson. Tras la investigación ocho de los doce plaguicidas tratados en su libro serían prohibidos.
Primavera Silenciosa no solo se enfocó en los peligros de los pesticidas químicos, se trató también de una historia magistral sobre el mundo natural, convirtiéndose en uno de los primeros libros sobre ecología que impregna la cultura popular. Su enfoque implacable fue deliberado. Carson estaba tratando de hacer más que poner fin a una práctica inicua

Su primer libro, Under the Sea Wind, publicado en 1941. se trata de una serie de narrativas en secuencia sobre la vida de la costa, el océano abierto y el fondo marino. El libro fue ampliamente elogiado por haber combinado notablemente la minuciosidad y precisión científica con un elegante estilo de prosa lírica.
El viaje por las turbulentas aguas del George’s Bank, frente a la costa de Maine, le permitió a Carson escribir lo que sería su segundo libro, The Sea Around Us (1951), serializado inicialmente en la prestigiosa revista The New Yorker. El libro estaría 86 semanas en la lista de best sellers del New York Times.
Carson había demostrado ser una escritora de gran talento, capaz de tomar material científico seco y convertirlo en una lectura interesante, adecuada para el público en general. Al recibir el Premio Nacional del Libro dijo: “Si en mi libro hay poesía sobre el mar no es porque lo expresé deliberadamente, sino porque nadie podía escribir con sinceridad sobre el mar y dejar de lado la poesía”. En 1955 completaría su trilogía sobre la temática marina con The Edge of the Sea, que también se publicaría inicialmente en The New Yorker y se convertiría en éxito de ventas.
A finales de la década de los 50, Rachel Carson ya se sentía propeocupación por los nuevos productos químicos sintéticos y los efectos provocados tras ser liberados al ambiente.


Gracias a sus estudios marinos en la Oficina de Pesca comenzó a recopilar diversos datos sobre los efectos en la vida marina del Dicloro difenil tricloroetano, más conocido como DDT, y otros plaguicidas. Carson no era la única científica preocupada por los efectos de los pesticidas en el medioambiente. Diecisiete años antes, la revista Nature, había denunciado que “un aerosol tan indiscriminado como el DDT puede trastornar la economía de la naturaleza tanto como una revolución trastorna la economía social. El noventa por ciento de todos los insectos son buenos, y si mueren las cosas se desvanecen de inmediato”.
Para marzo de 1960 su libro estaba en buena parte terminado, pero Carson sería víctima de un nuevo revés en su vida personal. Un tumor de mama por la que había sido tratada hace algunos años resultó en realidad ser maligno. Carson estaba plagada de enfermedades como artritis, úlceras, infecciones por estafilococos y una batalla continua contra el cáncer, pero sabía que era vital terminar el libro.
El informe del Comité Asesor Científico Presidencial
El presidente John F. Kennedy tras la presión ordenó una investigación a cargo del Comité Asesor Científico Presidencial (PSAC). Sostuvieron una serie de reuniones con Carson, representantes de la industria y funcionarios del Departamento de Agricultura, el comité publicó a mediados de mayo de 1963 su informe final “El uso de los pesticidas”.
El informe señalaba que los plaguicidas habían sido examinados minuciosamente para su efectividad agrícola, pero  no para la seguridad ambiental y pública, y que sobre muchos de ellos tras su uso se carecía del suficiente conocimiento respecto a los efectos crónicos a lo largo de la vida.
“Hasta la publicación de Silent Spring por Rachel Carson, la gente en general desconocía la toxicidad de los pesticidas”, declaró el informe, recomendando que los residuos de pesticidas sean rastreados y monitoreados en el aire, agua, suelo, peces, vida silvestre y seres humanos. “La eliminación del uso de pesticidas tóxicos persistentes debe ser el objetivo”, destacó.

Para junio de 1963, en sus apariciones Carson pidió el establecimiento de alguna agencia reguladora independiente para proteger a las personas y al medioambiente de los peligros químicos, y afirmó que uno de los derechos humanos más básicos era el “derecho del ciudadano a estar seguro en su propio hogar contra la intrusión de venenos aplicados por otras personas”. Solicitó el control estricto de la fumigación aérea de plaguicidas, la reducción y eventual eliminación del uso de plaguicidas persistentes, y más investigación dedicada a los métodos no químicos de control de plagas.
Rachel Carson iba ganando su batalla contra la industria química. Sin embargo, ya carecía de fuerzas para su lucha contra el cáncer. El 14 de abril de 1964, diez meses después de haber testificado ante el Congreso, Rachel Carson fallecía a la edad de 56 años.
En 1962 no existía ningún movimiento ecologista o ambientalista en el sentido como se pudo

comprender después. Sí existían organizaciones conservacionistas, algunas muy antiguas, cuyo propósito era la preservación de parques naturales y la vida silvestre, o la gestión de recursos naturales en concordancia con el crecimiento industrial. Pero crear una preocupación popular por una ética ambiental y una defensa más amplia era algo completamente novedoso. Y Rachel Carson fue una figura central que ayudó a sentar las bases de una conciencia ecológica de masas gracias a Silent Spring, dejando en claro la conexión entre lo que sucede en el medioambiente y la salud pública, especialmente si se trataba de un nuevo tipo de contaminación, invisible, que podía infiltrar la biología a nivel celular y molecular, acarreando daños acumulativos y generacionales a las aves, los peces y los seres humanos.
En 1970 se creaba en Estados Unidos la Agencia de Protección Ambiental (EPA), la que a su vez prohibía para 1972 el DDT, además de otros siete plaguicidas mencionados por Carson en su libro Silent Spring.



 “Todavía hablamos en términos de conquista. Todavía no hemos madurado lo suficiente como para pensar que somos solo una pequeña parte de un vasto e increíble universo”.

“La actitud del hombre hacia la naturaleza es hoy de importancia crítica simplemente porque ahora hemos adquirido un poder fatídico para alterar y destruir la naturaleza”. 

Rachel Carson
Publicado originalmente en La Izquierda Diario




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